Saltar al contenido principal

Un año de convulsión en Medio Oriente: ¿el preludio de un nuevo equilibrio de poder?

Medio Oriente
Un año de convulsión en Medio Oriente
Un año de convulsión en Medio Oriente © France 24
Viene del show
Lo más destacado de 2024
Tiempo de lectura 12 min

Durante 2024, Medio Oriente ha sido el escenario de un convulso panorama con la continua y mortífera operación israelí en la Franja de Gaza, la expansión del conflicto a Líbano y la sorpresiva caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria. En una región sujeta a cambios verticales, inesperados y violentos, el equilibrio de poder entre los principales actores da muestras de transformación. Informe especial. 

Más de un año después del 7 de octubre de 2023, Medio Oriente ha vivido enormes transformaciones, la gran mayoría pasadas por la extrema violencia. 

El ataque masivo de Hamás, el más importante que Israel haya sufrido sobre su territorio, fue un punto de inflexión. Dejó unos 1.200 muertos y alrededor de 250 rehenes. Al menos la mitad ha muerto o no ha regresado. 

Con el objetivo de erradicar a Hamás, Israel lanzó una operación terrestre y aérea sobre la Franja de Gaza. Pero 14 meses más tarde, con decenas de miles de muertos, y a pesar de la aparente imposibilidad de eliminar por completo al grupo Hamás, Israel sigue operando en el enclave.

¿Qué futuro hay para Gaza?

Las acusaciones contra Israel de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad se acumulan por parte de organizaciones internacionales. En noviembre, el Comité Especial de la ONU encargado de investigar las prácticas israelíes en Gaza, relató que “la guerra de Israel en Gaza se ajusta a las características del genocidio, con víctimas civiles masivas y condiciones que ponen en peligro la vida impuestas intencionadamente a los palestinos de la zona”.

Además, la Corte Penal Internacional emitió órdenes de arresto en contra del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su exministro de Defensa Yoav Gallant por presuntos crímenes de guerra y contra la humanidad, acusando a Israel de impedir la llegada de ayuda humanitaria, de apuntar deliberadamente a civiles y de usar el hambre como método de guerra en Gaza.

Niñas palestinas luchan mientras reciben alimentos donados en un centro de distribución en Khan Younis, Franja de Gaza, el viernes 6 de diciembre de 2024.
Niñas palestinas luchan mientras reciben alimentos donados en un centro de distribución en Khan Younis, Franja de Gaza, el viernes 6 de diciembre de 2024. © Abdel Kareem Hana / AP

Después de más de un año de guerra, más de 45.000 gazatíes han muerto en esa ofensiva, según cifras del Ministerio de Salud de Gaza, el 70% de ellos mujeres y niños.

Según la ONU, 1,8 millones de personas, de un total de 2,1 millones de la población gazatí, sufren niveles extremadamente críticos de hambre. Además, casi la totalidad de los habitantes de la Franja fue desplazada una o varias veces y más de la mitad del enclave ha sido destruido parcial o totalmente.

En este contexto, los palestinos intentan sobrevivir y se cuestionan sobre el futuro que les espera, frente a un Gobierno israelí que apoya ampliamente a la colonización ilegal de Cisjordania e incluso, entre ciertos de sus miembros, de la Franja de Gaza.

Leer tambiénEl 2024 en Medio Oriente: a un paso del "infierno" por la escalada violenta

Líbano, una tregua frágil y Hezbolá debilitado

La guerra entre Hezbolá e Israel fue una consecuencia directa del conflicto en Gaza. Al día siguiente de los ataques de Hamás en Israel, el grupo libanés Hezbolá, financiado por Irán, abrió un frente de apoyo a Gaza. Lanzó ataques contra suelo israelí desde el sur de Líbano con el objetivo de presionar al Gobierno de Netanyahu y conseguir el fin de las operaciones.

Por su lado, Israel bombardeó Líbano y mató a varios altos cargos de Hezbolá. El más importante: su líder, Hassan Nasrallah, asesinado el 27 de septiembre en la capital libanesa.

El 30 de septiembre y en paralelo a una intensa campaña de bombardeos contra Líbano, Israel incursionó en territorio libanés.

Des soldats de l'armée libanaise à un point de contrôle dans la région de Marjayoun, dans le sud du Liban, le 28 novembre 2024,au lendemain de l'entrée en vigueur du cessez-le-feu.
Soldados del ejército libanés en un puesto de control en la región de Marjayoun, en el sur del Líbano, el 28 de noviembre de 2024. © AFP

El conflicto ha dejado cerca de 4.000 personas muertas en el lado libanés y una amplia destrucción.

El 27 de noviembre, una tregua entre Hezbolá e Israel entró en vigor, con un acuerdo de salida de las tropas israelíes y de las fuerzas de Hezbolá del sur de Líbano, y el despliegue del Ejército libanés en esta frontera.

Además, Israel vetó a Hezbolá armarse o reconstituir su fuerza militar, reservándose el derecho de retomar las operaciones si considera que el grupo no respeta el acuerdo. Esta tregua constituyó un punto de inflexión de Hezbolá frente a Israel.

“Lo que Israel intentó hacer en Líbano y consiguió es lograr que Hezbolá aceptara un cese el fuego sin que tenga que cumplirse la condición de que haya primero un cese el fuego en Gaza”, explica Farid Kahhat, internacionalista y profesor en la Universidad Católica de Lima.

Gracias a la tregua y a pesar del reporte de muertos diarios en el sur de Líbano, el 90% de cerca de un millón de desplazados libaneses pudo volver a casa.

La caída histórica de Bashar al-Assad en Siria

Debido al debilitamiento de Hezbolá y su imposibilidad de mover sus tropas de Líbano  y ante la campaña en Ucrania, Rusia e Irán, los dos aliados del régimen de Bashar al-Assad, estaban ausentes previo a su caída.

Con ese panorama, el grupo islamista radical Hayat Tahrir Al-Sham (HTS), antiguamente afiliado a Al-Qaeda, vio la oportunidad de llevar a cabo una ofensiva que preparaba desde hace años contra el presidente Bashar al-Assad.

A finales de noviembre, HTS lanzó una ofensiva desde Idlib, en el norte de Siria, y logró tomar la capital, Damasco, en solo 11 días y lograr la huida de Al-Assad a Rusia. Los rebeldes pusieron fin a más de 50 años de un régimen violento y represivo en medio de celebraciones por parte de la población.

© France 24

Ahora el futuro de Siria es incierto y se plantea la cuestión de la reunificación del país, que es constituido de una mayoría sunita y de minorías chiitas, kurdas y cristianas. Durante la guerra civil, decenas de grupos armados se enfrentaron en el país y, hoy en día, varios grupos y actores controlan o influencian las acciones en el país, con intereses particulares.

Siria el 13 de diciembre de 2024
Siria el 13 de diciembre de 2024 © France 24

HTS y sus aliados controlan ahora la capital, el oeste, sur y centro del país, los kurdos controlan el noreste de Siria y los grupos apoyados y financiados por Turquía están en el norte. Además, el yihadista Estado Islámico y otros grupos rebeldes también siguen presentes. Finalmente, Israel, que anexionó los altos del Golán en 1981, y que ocupa ilegalmente esta región, reforzó allí su presencia militar en los últimos días.

HTS, grupo sunita que nombró a Mohamed al-Bashir como primer ministro interino hasta marzo de 2025, expresó su voluntad de reunificar al país, de respetar a las minorías y de llevar a cabo un traspaso de poder pacífico. El grupo, antiguamente afiliado a Al-Qaeda, abandonó la lucha yihadista internacional hace años, pero sigue siendo considerado grupo terrorista por Estados Unidos.

Para Farid Kahhat, “son conscientes de que, si no intentan un gobierno inclusivo con autonomía para las regiones, podría reiniciarse la guerra civil”.

A pesar de un cambio de discurso, se cuestionan los intereses reales del grupo y hace falta ver qué tipo de gobernanza llevarán en Siria a largo plazo. 

“Al-Bashir ya gobernó en Idlib y, durante su gestión, fue la zona del país de mayor crecimiento pese a ser una de las más pobres. Parece ser cierto de que no han antagonizado a minorías étnicas como si había hecho en el pasado Al-Qaeda, pero, por otro lado, la ONU ha indicado este año casos de tortura y ejecuciones extrajudiciales en Idlib bajo el mandato de Hayat Tahrir Al-Sham”, indica el experto internacionalista.

Leer tambiénSiria: el largo camino para documentar la magnitud de los crímenes de la dinastía Al-Assad

Irán, ¿gran perdedor?

Ante la caída de Bashar al-Assad, el debilitamiento de Hezbolá y los ataques israelíes contra su suelo, Irán está ampliamente debilitado. El llamado Eje de la Resistencia, que lidera desde hace décadas contra Estados Unidos e Israel, constituido por Hamás, Hezbolá, milicias chiitas en Yemen e Irak y al que Al-Assad estaba aliado, ha perdido su capacidad de acción.  

Eje de la resistencia liderado por Irán
Eje de la resistencia liderado por Irán © France 24

“Además de estar divididos, han sufrido grandes golpes, Hamás está a la defensiva y cercado en Gaza -militarmente hablando-. Hezbolá ha tenido que aceptar que el cese el fuego en Líbano no dependa de un cese el fuego en Gaza, acaban de perder un aliado importante en Siria, que era la vía de transmisión para el envío de material bélico desde Irán hasta Hezbolá”, explica Farid Kahhat.

Para Mariano Aguirre, analista en cuestiones internacionales y miembro del Chatham House, el Eje de la Resistencia ya no tiene la capacidad de resistir, “no solo está débil, en este momento, es inexistente”.

Aunque el ayatolá Jamenei prometió que la resistencia crecerá, “es difícil creer que Irán tenga cómo revertir esa situación, salvo que decida avanzar con su programa nuclear, sea como un medio para negociar con Occidente, sea porque se propone adquirir una bomba atómica, pero en todo caso lo que no va a ocurrir es que el Eje de la Resistencia se recomponga y tenga la misma capacidad de acción que tenía hace un año” argumenta Farid Kahhat.

Los kurdos, en la mira de Turquía

Con la caída del régimen de Bashar al-Assad, el mundo también dirige su atención a Turquía, actor importante en Siria. 

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, tiene dos objetivos principales en el país: promover el regreso de los cerca de cuatro millones de refugiados sirios instalados en Turquía y contener a los kurdos de Siria para evitar un contagio de sus aspiraciones de autonomía a los kurdos de Turquía.

“Lo que teme Turquía, más que todo, es una alianza entre los kurdos sirios y los kurdos turcos”, explica Mariano Aguirre.

De hecho, las milicias financiadas por Turquía en el norte de Siria están llevando a cabo una ofensiva contra los kurdos, apoyados por Estados Unidos, y han logrado apoderarse de varias ciudades en el noreste como Manbij. Turquía desea poder controlar gran parte de la zona fronteriza entre Siria y su país para crear una zona tapón que aleje a los kurdos de su frontera.

Des Kurdes syriens fuyant les zones situées au nord d'Alep arrivent à Tabqa, à la périphérie ouest de Raqqa, le 3 décembre 2024.
Kurdos sirios que huyen de las zonas al norte de Alepo llegan a Tabqa, en la periferia occidental de Raqqa, el 3 de diciembre de 2024. © AFP, Delil Souleiman

Los kurdos, por su parte, deberían intentar negociar con el nuevo Gobierno sirio para poder administrar la zona del noreste con cierta autonomía. Pero, según Mariano Aguirre, Turquía también podría buscar un acuerdo con HTS.

“No descarto que en un momento dado haya una alianza entre el nuevo gobierno que se está formando en Siria y el Gobierno turco para acabar con el movimiento político-militar de los kurdos en el Kurdistán sirio”, dice el experto.

El futuro de la comunidad kurda de Siria también dependerá en gran medida del continuo apoyo, o no, de Estados Unidos.

“Va a depender de un factor fundamental, que es el grado de apoyo que le dé Estados Unidos a las milicias de las fuerzas democráticas sirias (FDS, milicias kurdas) controladas por organizaciones kurdas. Hasta ahora Turquía no había atacado de lleno a estas milicias porque tenían el respaldo de Estados Unidos, pero si (el presidente electo de EE. UU.) Trump cumple con la amenaza de retirar sus fuerzas de Siria y dejar a las FDS libradas a su suerte, podríamos ver una guerra que se focalice en el norte del país, algo que ya está en curso en realidad”, recuerda Kahhat.

Israel, ¿gran ganador en la región?

Si bien la comunidad internacional es cada vez más crítica hacia las mortíferas operaciones en la Franja de Gaza, con manifestaciones de estudiantes en Estados Unidos o Francia, la cancelación de venta de armas a Israel por varios países europeos, las acusaciones de genocidio en Gaza por la ONU y la orden de captura de Netanyahu por parte de la Corte Penal Internacional, Israel ha logrado seguir con la guerra en Gaza con el apoyo esencial de su aliado Estados Unidos y de buena parte de los países occidentales.

“Israel sufre una fuerte deslegitimación, pero es un país que ya tenía esta conciencia de víctima y, a partir del 7 de octubre, esa conciencia se ha reforzado en Israel. Parte de la sociedad israelí critica la forma en la que se está haciendo esta guerra, pero es una minoría frente a una mayoría y, aunque tengan diferencias entre sí, hay un consenso muy fuerte”, explica Aguirre.

Con el acuerdo de cese el fuego en Líbano y la intervención en la Franja de Gaza bajo sus condiciones, Netanyahu logra sus objetivos en la región. La caída del régimen de Bashar al-Assad, enemigo de Israel, también fue buena noticia para el país.  

De hecho, Israel aprovechó para bombardear más de 400 objetivos dentro de Siria y reforzar su presencia militar en los altos del Golán, región siria que anexionó ilegalmente en 1981. Ahora, pretende crear una zona tapón entre este territorio y el resto de Siria.

“Tengo la impresión que Israel está haciendo una demostración de fuerza con la ofensiva en Gaza, la ofensiva en Líbano, la ofensiva en Yemen, la ofensiva contra Irán, la ofensiva en Siria, con esta idea de redefinir y mostrar su poder en Oriente Medio”, confía Aguirre.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, llega al tribunal de distrito para su audiencia por cargos de corrupción, Tel Aviv, Israel, 10 de diciembre de 2024. Se espera que Benjamin Netanyahu testifique por primera vez cuando su caso de corrupción se reanude el 10 de diciembre por cargos de soborno, fraude y violación de la confianza pública en tres casos separados.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, llega al tribunal de distrito para su audiencia por cargos de corrupción, Tel Aviv, Israel, 10 de diciembre de 2024. Se espera que Benjamin Netanyahu testifique por primera vez cuando su caso de corrupción se reanude el 10 de diciembre por cargos de soborno, fraude y violación de la confianza pública en tres casos separados. © EFE/EPA/Menahem Kahana

Si bien parece que Israel es el ganador actualmente, al mismo tiempo podría estar creando futuros problemas para sí mismo. “El futuro inmediato es positivo para Israel, que haya caído la dictadura de Bashar al-Assad, pero la conducta israelí puede sembrar conflictos futuros”, opina Farid Kahhat.

Con la ocupación cada vez mayor del territorio sirio en los altos del Golán, “Israel está creando nuevos enemigos a futuro. Y parece que es lo que mantiene a Netanyahu en el gobierno, porque a falta de guerras externas, va a tener que responder a las investigaciones por cargos de corrupción y las fallas de seguridad del 7 de octubre dentro de su país”, explica Kahhat.

Los próximos meses, que serán caracterizados por un nuevo poder político en Siria y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, mostrarán qué equilibrio de poder se consolida en la región:  si Israel sigue ocupando cada vez más territorio palestino, si los gazatíes tienen paz en Gaza, si Siria logra reunificarse, si Irán sigue con su programa nuclear o si Líbano encuentra mayor estabilidad.

Leer también¿Ocupados y sin Irán?: el futuro de las relaciones entre Siria e Israel tras la caída de al-Assad

📲Suscríbete aquí al canal de France 24 en WhatsApp y accede a todo el contenido para entender lo que acontece en el mundo.  

Anuncios
Página no encontrada

El contenido que solicitó no existe o ya no está disponible.